sábado, 27 de octubre de 2012

Anestesia retroactiva

  Sueño con anestésicos anacrónicos. O no, mejor sería llamarlos anestésicos retroactivos. Algún tratamiento, algún proceso, alguna pastilla que quite el dolor del pasado. No el de ahora, por ese no se puede hacer nada, lo que duele ahora duele y no hay nada que hacerle, o sí, quizás podés usar las anestesias más conocidas. Por eso, el tema del dolor de ahora quizás pueda cubrirlo: podría fumar y llorar y reír y ese dolor sería otra cosa. Pero me preocupa el dolor del pasado, el dolor que sentiré en el futuro al pensar en el día de hoy.
  Y así es que sueño. Me propongo esa fantasía: entrar a un consultorio, que te enchufen algunos electrodos en la cabeza y comiencen a enviar una anestesia hacia atrás en el tiempo. Imagino que podría escribir un cuento. Imagino que sería muy obvio que es apenas una variación de "Eternal sunshine of the spotless mind", pero la idea me sigue pareciendo atractiva, más que nada por su utilidad. Yo voy a necesitar eso, ya mismo lo estoy necesitando. No quiero eliminar recuerdos, eso es poco práctico. Sólo quiero quitarle el contenido emocional. Quisiera poder conservar todos esos momentos tremendamente vergonzosos de mi vida (yo perdiendo el control de mi modulación al hablar delante de una clase, yo en una pileta viendo por primera vez una concha, yo equivocándome frente un grupo de snobs odiosos pero amables, yo queriendo deshacer 1.500 kilómetros en un segundo, yo preguntando por un bebé muerto, no, no era yo, era otra persona, pero en ese momento era una confusión normal, yo escuchando que nunca me quisieron realmente, yo imaginando que nunca me quisiste realmente), la "película de mi vida" (qué expresión de mierda) no tendría sentido quitándole esos pedacitos. Yo sólo quiero rememorarlos y que me chupe un huevo. Quiero ver esas caras y no sentir nada. Ni dolor, ni nostalgia, ni odio, ni tristeza. Nada de nada. Ya lo sentí en su momento. Ahora (mañana), que me dejen en paz.
  Imagino el cuento. El paciente soy yo. Siempre estoy yo en mis cuentos. ¿Cuentos? En fin... E imagino todas esas situaciones vergonzosas, y apenas las modifico un poco, y las cuento, y me exorcizo un poco. Quizás alguien lo lea y se ría. O yo lo lea después y me ría. Suelo reírme después de leer lo que escribo. Cuando ya olvidé que lo había escrito. Pienso eso y me duele un poco menos.
  Pero aún me duele demasiado, y no quiero sentarme a escribir un cuento. Porque no quiero escribir nunca más. Y no quiero sentarme a hacer nada nunca más. Quiero re-cagar a trompadas al colectivero que está frenado en un semáforo y no me abre la puerta, me acerco, le golpeo, me dice brevemente que no, le hago con gestos un patético "por favor" y ni me mira. Me quedo ahí, y el tipo sigue mirando para adelante. Lo quiero matar. O quiero que él me mate. Eso quiero, quiero escribir ese cuento, el del colectivero que no le abre al chabón, y el chabón lo empieza a insultar y le patea el bondi, y ahí sí el colectivero abre, y cuando yo (porque siempre soy yo) le empiezo a decir "ah, ahora sí me abrís, infeliz, si te pido por favor ni me mirás, pero si te empiezo a insult--" y ahí nomás (porque en mis cuentos siempre la gente se interrumpe) me surte, me pega con algún fierro o algo y termino en un hospital. Y la primera cara que veo al despertar no es la de ella, y pregunto si ella llamó o si sabe algo, porque me olvidé que ella ya no me va a llamar ni le importa lo que me pase. Me encanta ese final.
  Quería escribir eso también, sí. Pero no tengo fuerzas para escribir. Me duele mucho.

5 comentarios:

  1. Hace unos días nomás volví a ver Magnolia. Por suerte no la quemé y la vi sólo tres veces en, digamos, diez años.

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    1. Ayer nomás se la recomendé a una piba. Es un caño. No la veo desde los tiempos en que vivía en concubinato.

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  2. http://blogs.lanacion.com.ar/cine/a-la-deriva/la-pelicula-de-mi-semana-eternal-sunshine-of-the-spotless-mind/

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