viernes, 11 de marzo de 2011

Felipe y María: voces

Y la veía todos los días. O al menos la llamaba. O le mandaba un mensaje de texto, pero todos los días se ofrecía. Ahí estaba él, un regalo para María. Eso se creía él, un regalo: consideraba que no le pedía nada a cambio y que le daba todo lo que podía darle, todo lo que María podía aceptar.

(...)

No es esto lo que yo quería. Este ardor, esta angustia... ¿Por qué, de dónde sale? Si todo lo que hago es para que ella se sienta bien, ¿por qué me siento miserable? Soy un idiota... Me estuve engañando todo este tiempo. Y la estuve engañando a ella. Pobre María... No se merece esto. No me merece...

(...)

No entiendo qué le pasa. Un día está bien, y al otro está terriblemente afligido, y no explica jamás qué es lo que le pasa. O finge que está explicando, cuando en realidad habla y habla sin decir nada. Y se encierra, y me amenaza con desaparecer, pero siempre vuelve, y cada vez más loco, más inestable. A veces no sé si reírme o tomarlo en serio. No sé si aceptar que así es él. Total, es inofensivo. Y pura bulla. Un actor. Actúa sus propias emociones, pero no las muestra. Eso que muestra no es realmente lo que siente, es otra cosa.

(...)

No, y el chabón está regalado. Es así como te digo. Jamás va a lograr nada. La minita sabe que lo tiene ahí, siempre va a estar ahí, para lo que necesite: ¡pum! ahí está Felipe. A todos nos gusta tener alguien atrás nuestro, pero el chabón este se zarpa. Está muy regalado. Es un gil. Uh, ahí viene. ¡Mirale la cara! Jaja, es un gilazo. A ver con qué viene ahora...

(...)

Felipe, María está muerta con vos. Se re-nota. No seas ingenuo, por favor. Vos dale para adelante, no te hagas tanto problema. Siempre te lo dije, ¿o no? Algún día iba a pasar algo. Lo que nunca entendí es por qué tardó tanto...

(...)

Ninguno lo sabía. Pero las cosas no podían ir mejor.

2 comentarios: